Pulpo a la gallega o polbo á feira

A este, de entre los muchos platos típicos de la excelente comida gallega, se le denomina; Pulpo a la gallega o polbo á feira en lenguaje gallego.

La tradición dice que este plato se come en las ferias de comercio de ganado desde hace mucho tiempo y años después en las romerías y en las fiestas, acompañando a las típicas empanadas gallegas.

La preparación es relativamente simple; se cuece el pulpo entero, limpio de vísceras aunque a veces se le golpea antes contra una superficie para conseguir ablandarlo. En la actualidad se congela consiguiendo así que ablande un poco mejor. Se suele cocer varias veces, introduciéndolo en agua hirviendo durante unos segundos y sacándolo, así, en tres o cuatro ocasiones, para ayudar a que conserve su piel. Definitivamente se dejará en agua hirviendo durante un tiempo indeterminado, dependiendo del peso y del origen del animal.

Una vez las “pulpeiras” (de estas mujeres se dice que son quienes mejor preparan el pulpo) consideren que está a punto, se saca y es cortado con unas tijeras, en rodajas de un centímetro de grosor.

Se condimentará con abundante aceite de oliva, pimentón dulce o picante y sal gorda, para servir. Habitualmente se acompaña de patatas cocidas con piel y cortadas por la mitad. Allá se las denomina cachelos.

En la antigüedad el pulpo a la gallega, se cocía en ollas de cobre y son muchos los aficionados a la gastronomía que buscan establecimientos donde se sirva a la antigua usanza, sobre un plato de madera y con palillos y no como en la actualidad que por dictamen sanitario se debe servir en un plato de porcelana y con un tenedor.

Mojar pan en la salsa es un placer añadido a este manjar.

Sin datos fehacientes, ni del todo contrastados cuando se habla del origen de este alimento, se hace referencia a los arrieros maragatos que en el siglo XVI, dominaban la Ruta de la Plata, transportando desde Galicia pulpo y pescado seco, hasta tierras castellanas y para el regreso cargaban con aceite de oliva para las casas de más opulencia y con pimentón de Extremadura para aliñar las matanzas del norte.

La llegada del tren en el siglo XX, arruinó parte de sus negocios y los maragatos, decidieron convertirse en pescaderos en Madrid y en A Coruña.

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Publicado el: 13 de abril de 2018