Comienza 2020 con los propósitos que prácticamente se repiten año tras año, recuperar el peso anterior a las fiestas y acudir a las rebajas de enero. Algunos, los agraciados por la lotería del «El niño», seguro que están en otros pensamientos.
Y sí, nos apuntaremos al gimnasio, haremos unos días de consulta con las dietas, las pondremos en práctica. Caerá alguna cosilla en las rebajas y a seguir soñando con nuestro paraíso particular.
No obstante, convendría que 2020 fuera un año que nos hiciera reflexionar sobre nuestra actuación particular como ser cívico, en bien de nuestro entorno, de nuestra comunidad, de nuestro medio ambiente.
2020 marca la entrada de un nuevo ciclo. Nos obliga a saber priorizar en favor de la naturaleza, para el presente y para el futuro.
Desde estas páginas y siempre conscientes de que la nuestra es una humilde opinión, queremos insistir en poner atención a las acciones que pueden ayudar a mitigar el lastre que nuestro planeta debe ir soltando.
Reducir los gases de CO2, reducir los vertidos a los ríos, a los mares, a los océanos de vertidos contaminantes, de plásticos y de otros productos que deberíamos depositar en otros lugares.
Advertir a nuestras personas cercanas que esto no es ajeno a nosotros. Es una llamada de atención, no por la gente que cumple con sus obligaciones como ciudadano, sino porque sigue habiendo muchos más que no tienen la piel sensible con este preocupante tema.