Uno de los dulces más conocidos por los lusos y por quienes visitan su país.
Se dice que los pasteles de Belém (en portugués, pastéis de Belém), son el postre más característico de la gastronomía portuguesa. Se les conoce también por pasteles de nata (pastéis de nata). Son unas tortitas de crema de unos 8 centímetros aproximadamente que se elaboran con una receta que todavía guarda el secreto. Tanto es así que tanto la crema como la pasta, se comienzan a elaborar a puerta cerrada y esta labor la llaman “oficina del secreto, (oficina do segredo) y el proceso dura 48 horas. La pasta se hace con hojaldre y la crema con una base de yema de huevo, con azúcar y leche. Puede comerse en frio o en caliente.
En referencia a ciertos apuntes históricos, se cuenta que provienen del siglo XVIII y que sus autoras fueron unas monjas del convento Los Jerónimos de Lisboa que está situado en las afueras de la ciudad, concretamente en la Freguesia de Bélem.
Desde entonces hasta hoy, se fabrican ininterrumpidamente en el mismo lugar. El establecimiento recibe el nombre de Casa Pastéis de Bélem.
Según cuenta la leyenda, toda mujer que se acredite con el nombre de Rebeca, el día 31 de diciembre, recibirá una caja de estos pasteles, de manera gratuita, con la condición de que para obtenerlo, deberán entrar en la pastelería, al grito de; Yo soy Rebeca Jiménez, hija de Pedro y de Concha. Quiero la caja de degustación……
Este producto se ha hecho muy popular en China, habiendo llegado allí desde Macao, cuando esta ciudad era colonia portuguesa. Son conocidos como -dan ta-, algo así como pasteles de huevo. Como dato curioso, cabe destacar que dada la fama del pastel, la empresa McDonalds lo introdujo en su carta de postres y de esta manera lo ha llevado a otros lugares, como es el caso de Camboya, donde es muy consumido.
La venta de este producto en Portugal, es de unos 25.000 postres diarios, aunque en ciertas épocas del año llegan a despacharse más de 50.000 al día.